viernes, 24 de diciembre de 2010

Palito literario, hoy: "Catorce"


Hola niñas!

En un día de galletas de jengibre con botones de gomita, cola de mono y pan de pascua, les traigo el FF de esta semana.
Tuve la suerte de leerlo hace unos meses por recomendación de @danyspike, en inglés y fue toda una sorpresa cuando lo encontré traducido al español por esta chica "me llevas a andar", argentina, creo. 

Pues, les dejo el primer capitulo de 14, creo que seria equivalente a una talla 46 acá en Chile. 
Disfrútenlo y que paren una bella noche buena con sus familias. 



Catorce

No es un mal número.
Pero no es un buen número tampoco.
Solía ser 18 asique realmente, catorce es bastante bueno comparado a lo que era algunos meses atrás.
Todavía era un número grande, y mirando los jeans tendidos en mi cama, se veían bastante grandes también.
No era flaca. Era moderadamente linda y tenía más personalidad en mi dedo izquierdo del pie de lo que el resto de las chicas de la escuela tenían.
Pero era talla catorce y nadie podía ver nada más allá de eso.
Por lo menos los chicos no lo hacían. La mayoría de las chicas populares tampoco lo hacían.
Ángela lo hacía, y era popular. Me sorprendía completamente cuando hablaba conmigo o se sentaba junto a mí durante el almuerzo. 
Su novio – jugador de football, Ben – era uno de los pocos chicos que en realidad parecía no reírse de mí a mis espaldas y seria capas de venir libremente hacia mi si me veía en los pasillos para hablar. Emmet McCarty también lo hacía a veces, siempre que nadie estuviera cerca como para castigarlo o atormentarlo por ello.
Yo no tenía muchos amigos. Tenía conocidos con los que hablaba durante el día, pero ninguno de ellos llegaba a ser un amigo para mí. Era por decisión más que por otra cosa. Estaba acostumbrada a que se burlen de mí o a ser traicionada por personas que creía eran mis amigos – ellos contaban secretos que yo prefería se mantuvieran, bueno, secretos o bien se distanciaban de mi sin ninguna razón aparente.
No sé lo que era acerca de mí que alejaba a las personas. No lo hacía a propósito, pero terminaba sucediendo más frecuentemente de lo que esperaba. Tal vez yo era muy… yo. Era mi misma y no iba a comprometer eso por nadie, tal vez ese era el problema. No era lo suficiente buena para nadie y no me comprometería a mi misma para serlo.
Me había acostumbrado a no ser suficientemente buena y me había hecho un favor a mi misma al finalizar el año pasado, mantenerme alejada de la mayor cantidad de gente posible en este pequeño basurero. Me iba a la universidad en la costa este el año próximo – NYU – y si podía pasar mi último año en la secundaria Forks lo más pacíficamente posible, sería una persona muy feliz. La menor cantidad de ataduras que tendría al irme, me haría más fácil mudarme a algún lugar y empezar de nuevo.
Era todo acerca de empezar de nuevo.
Suspirando y arrastrando los pies en la alfombra, agarré mis jeans de la cama, rápidamente los deslice por mis piernas y me moví para meterme en ellos. Los abotone y cerré, luego tome el sweater de color rojo de mangas largas y me lo puse, dándome una mirada. Suspiré profundamente mirando el pequeño rollo que se veía y sacudí mi cabeza, pase una mano por mi largo cabello de color marrón y me encamine hacia el tocador. Pase el cepillo por mi pelo varias veces antes de ubicarlo nuevamente en el tocador y agarrar mi mochila del piso. La deslice por mi hombro, camine a través de la puerta, y luego de apagar las luces, bajé las escaleras.

Mi padre, el Jefe de Policía Charlie Swan, solía marcharse hacia el trabajo mucho antes de que me despertara y yo agradecía la paz y tranquilidad que tenia cada mañana. Yo no era una de esas personas que se manejan bien en las mañanas, para nada, pero él ciertamente lo era. Tener que lidiar con su alegre actitud – bueno, alegre comparada con la mía – tan temprano a la mañana no era algo que me encantaba.

Tome una Pop Tart* de frambuesa del gabinete, la puse en el bolsillo delantero de la mochila, lo cerré y agarré mis llaves de al lado de la puerta. Atravesé la puerta de enfrente cerrándola, escuchando el ruido que hacia al golpearse mientras bajaba los escalones del porche y caminaba hacia la ligera lluvia.

La mayoría de la gente en esta ciudad odiaba la lluvia, pero descubrí con el tiempo que a mí no me molestaba. Si, era fastidiosa y había una seria falta de sol la mayoría del tiempo, pero yo lo encontraba raramente tranquilizador y reconfortante. Nunca me gustó demasiado el sol para empezar, nunca tuve el cuerpo para usar un traje de baño y, sentarme al sol con uno puesto a arruinar mi piel nunca me pareció una forma divertida de pasar el tiempo. La lluvia me daba la excusa para mantenerme escondida.

Salté un charco camino a mi camioneta, abrí la puerta y tiré mi mochila en el asiento al subir. Cerré la puerta una vez adentro, pasando mis manos por mi cabello, por si acaso, antes de meter la llave en la ignición y salir de la entrada del garaje.

Llegué al estacionamiento de la escuela diez minutos después, manteniendo mis ojos en el pavimento al frente mientras manejaba hacia el espacio donde estacionaba regularmente. Sentía sus ojos en mí – como siempre –, respiré hondo mientras terminaba de estacionar y tomé mi mochila del asiento.

Mi camioneta era una anciana y yo era la rara chica gorda. Estaba agradecida de que no necesitara lentes o aparatos para los dientes porque mi vida estaría terminada si tuviera que lidiar con eso además de pesar más de 55 kilos.

Salí de la camioneta y deslicé la mochila sobre mi hombro, guardando las llaves en mi bolsillo y cerrando la puerta. Mantuve mi cabeza hacia abajo mientras caminaba detrás de Jessica Stanley, Mike Newton, Tyler Crowley y Lauren Mallory hacia la entrada de la escuela. Gracias a Dios no me notaron y llegué a mi casillero en paz, dando un suspiro de alivio gire la llave y abrí la puerta.

Metí mi mochila dentro del casillero y tome los libros que necesitaría para clase de Química antes de cerrarlo. Caminé hacia la clase. Puse mis cosas en la mesa del laboratorio y busqué entre las últimas páginas de mi cuaderno la tarea que puse ahí la noche anterior. Sin encontrarla, gruñí y cerré mi libro con fuerza, sacudiendo mi cabeza mientras me levantaba y me encaminaba fuera del aula hacia el pasillo.

Ya se habían formado grupos de personas alrededor de los casilleros y camine hacia el mío enfocando mis ojos en el suelo. Siempre fue tranquilo en ese rincón, las personas que tenían su casillero cerca del mío usualmente se iban a hablar con sus amigos en la otra punta del pasillo, y yo estaba agradecida por eso. La menor cantidad de gente con la que tuviera que hablar, mejor.

Nunca fui una persona sociable. Siempre fui tímida y estar en esta escuela durante toda mi vida me ha dejado sin un poco de autoestima. Nunca fui flaca y todos aquí lo saben. De hecho, la mayoría del tiempo, nunca dejaban de recordármelo.

Podría enojarme. Podría quejarme con mi padre y boicotear alguna de las muchas fiestas que Mike Newton hacia cuando sus padres estaban fuera de la ciudad. Podría hacer cualquiera de esas cosas y dejar de pensar, pero no lo hacía. Yo no era una luchadora, para nada, y era más fácil lidiar con todo lo que ellos me decían en lugar de contestarles. Alimentar una hoguera ya bastante caliente solo haría las cosas peor para mí.

Yo solo quería terminar mi último año se secundaria con la mayor dignidad posible y, pelear con todos a mi alrededor no me ayudaría.

Seguí buscando mi tarea, ahora en mi casillero, comencé a sentirme nerviosa cuando esta no aparecía donde esperaba encontrarla. Escuche el timbre, sacudí mi cabeza y seguí buscando, tiré algunos libros hacia afuera y balanceándolos en con una mano buscaba en el fondo, esperando y rezando para que la tarea haya sido empujada hacia el final. Cuando eso no funciono, empuje los libros de nuevo a su lugar, y busqué en la mochila abriendo el bolsillo de enfrente.

Finalmente la encontré, suspirando de alivio y sosteniendo la tarea fuertemente en mis manos, cerré el casillero. La única persona en los pasillos ahora era Edward Cullen, su pelo apuntaba a todos lados mientras él trataba de hacer entrar su mochila dentro del casillero que ya estaba lleno por su equipo de football.

Aparentemente, llegó tarde.

- Hijo de puta - , dijo entre dientes, tirando de la mochila nuevamente hacia él.

Los papeles volaron de la mochila abierta, cayendo al suelo. Él se quedo allí parado, su pecho subía rápido mientras respiraba fuertemente y miraba el desorden que había hecho con ojos entrecerrados.
Edward Cullen era uno de los chicos que me atormentaba a diario. Era hermoso y él lo sabía, lo que lo hacía diez veces peor. 

Él salía con quien quería y nunca miraba a nadie que no formara parte de las animadoras o que no fuera lo suficientemente popular. Él era el Sr. Perfecto de acuerdo a todos los que asistían a esta escuela y yo había, extrañamente, desarrollado una especie de enamoramiento hacia él. Me odiaba a mi misma por ello porque no lo entendía. 

Él me molestaba y me decía las cosas más terribles, sin embargo había algo acerca de él que simplemente me… gustaba. Lo podría ver con su hermana y en alguna ocasión cuando salía con sus padres, y él parecía ser una persona completamente diferente. No parecía ser el idiota que me decía que yo nunca podría ser valiosa cuando estaba con su familia y eso me hacía sentir algo esperanzada. ¿Tiene que haber algo más en él si podía actuar de esa forma con su familia, no?

De todas formas, unos pocos meses más y yo estaría fuera de este lugar. Sería capaz de olvidar todo acerca de Edward Cullen y los sentimientos que no quería tener hacia él en poco tiempo. Podría empezar de nuevo y eso era todo lo que yo quería.

Tragando fuertemente, doble mi tarea a la mitad y me encamine hacia él. Sus ojos me miraron de repente y se entrecerraron aun más. Sin decir palabra, metí mi tarea debajo de mi brazo y trate de alcanzar los papeles del piso para levantarlos.

-¿Qué mierda estás haciendo?- me gruñó.

- Ayudándote-.

Mi voz fue muy baja y salió como un chillido, mis nervios comenzaban a notarse mientras juntaba los papeles en el suelo antes de agacharme para juntar más.

- No necesito tu ayuda -.

- No parece -.

- Lárgate, Isabella. Ya es malo el hecho de que existas, no necesito que andes tocando mis cosas -.

Mi corazón se retorció en mi pecho y apreté mis dientes, ignorándolo mientras seguía con la tarea de levantar los papeles que mostraban su perfecta caligrafía. Ya había llegado a estar a sus pies, mi corazón latiendo fuerte, cuando él se agachó. Me agarró por la muñeca, fuerte, y lo miré.

El miedo me atravesó cundo me encontré con su dura mirada y casi no pude contener el pequeño grito que di cuando su mano fortaleció el agarre de mi muñeca. Podía sentir los huesos empujándose unos a otros mientras me apretaba, y las lágrimas que comenzaron a formarse en mis ojos.

- Dije -, empezó a decir con la voz muy baja casi con un gruñido - que te largaras.-

Solté sus papeles y él soltó mi muñeca. Me caí hacia atrás, acercando mi muñeca a mi pecho mientras mordía mi tembloroso labio inferior. Miré y ví claramente las marcas rojas de sus dedos alrededor de mi muñeca, definitivamente formarían moretones al finalizar el día. Puse mis pies en el piso y me empuje lejos de él tratando de contener las lágrimas. 
Deje caer mi muñeca, agarrando mi tarea de debajo mi brazo y colocando mi mano sana en el piso.

- Lo siento -. Susurré, empujando para ponerme de pie mientras mantenia la mirada fija en el suelo.

- Deberías sentirlo, tú… desperdicio de espacio. ¿Qué derecho crees que tienes para tocar mis cosas? -

- Yo solo estaba tratando de ayudar.-

- ¿Ah sí? Pues, no lo hagas. Si alguna vez llego a necesitarte para algo - dijo burlándose - lo sabrás.-

Asentí y cerré mis ojos, escuche cuando cerró fuertemente la puerta del casillero y momentos después como sus pisadas desaparecían a lo largo del pasillo. Respiré hondo varias veces para calmarme, miré de nuevo mi muñeca notando que las marcas estaban ahora más rojas. Dejé escapar un pequeño sollozo antes respirar profundamente y pestañe de forma rápida para deshacerme de las lágrimas. 

El timbre sonó, lo que significaba que la primera clase estaba a punto de empezar, asíque camine rápidamente hacia el aula. Mantuve mi cabeza abajo mientras caminaba hacia mi asiento. Llegue a mi mesa del laboratorio y sin despegar los ojos el suelo, me moví alrededor de la persona que ocupo la silla compañera a mi asiento para llegar al mío.

- Oh mierda -, escuche que decían a mi lado.

Mire en esa dirección para ver a Edward Cullen sentado a mi lado, mirándome con disgusto sacudiendo su cabeza. Rápidamente desvié mi mirada hacia el lugar que él ocupa normalmente en la clase, notando que ahora se sentaban allí Jessica y Lauren, riéndose mientras me apuntaban. Edward las miro fríamente, levantando su dedo del medio a Jessica cuando ella le tiro un beso.
Supongo que el mensaje de "Avergoncemos todo lo que podemos de Bella Swan hoy" intencionalmente no me llegó.
Como siempre pasaba.
- ¡Bueno! Buenos días clase.- El Sr. Banner dijo mientras aplaudía para que le prestáramos atención.
Mire hacia el frente de la clase, manteniendo mi muñeca herida en mi regazo y mi labio inferior entre mis dientes.
Solo un día más, Bella. Un día más cerca de la graduación, y podrás largarte de aquí. Es solo un día más.
- Miren a la persona que se sienta a su lado -, dijo el Sr. Banner, sosteniendo sus manos en el aire con las palmas hacia afuera.
- ¿Tengo que hacerlo? - preguntó Edward, inclinándose hacia adelante en la mesa y descansando la cabeza en una de sus manos.
Risas por lo bajo se escucharon en el aula y apreté mis dientes de nuevo mirando mi regazo mientras se formaban lágrimas en mis ojos.
- Esa persona será su compañero de laboratorio por el resto del semestre -.

- ¡Tienes que estar bromeando! - exclamó Edward, golpeando la mesa con su puño. Di un salto y solté un pequeño grito, queriendo cavar un pozo y meterme dentro cuando todos empezaron a reírse de mí. - ¿Quiere que yo tenga que lidiar con esto? -.

- Lo harás o no aprobaras l materia -. el Sr. Banner dijo inexpresivamente, volteándose hacia el pizarrón.
Mantuve mis ojos en mi cuaderno por el resto de la clase, escuchando apenas la asignación que el profesor nos dio de un proyecto para la próxima feria de ciencias que iba a tener que ser terminado fuera del horario de clases. 
Escuche a Edward refunfuñar en desacuerdo con toda la situación durante toda la clase, mi quijada dolía por el esfuerzo que tenía que hacer para evitar que las lágrimas cayeran.
Puse la muñeca que él había apretado sobre la mesa en algún momento, pero la moví por la incómoda sensación del acero, mire a Edward cuando escuche una honda inspiración que provenía de su lado. Sus ojos estaban enfocados en las marcas que estaban convirtiéndose rápidamente en moretones en mi muñeca, su boca formaba una pequeña o mientras colocaba la palma de su mano en la mesa. 
Rápidamente coloque mi muñeca de nuevo sobre mi regazo y deje de tratar de sentirme cómoda después de eso. No sé lo que significaba su expresión pero si quería herirme de nuevo, ya no le daría las municiones para hacerlo.
El timbre finalmente sonó y comencé a juntar mis cosas rápidamente, notando el dolor en mi muñeca mientras agarraba los libros en mis brazos.

- Isabella, yo… - escuche que Edward comenzó a decir en voz baja.
- Siento que tengas que hacer el proyecto conmigo, Edward -, dije rápidamente sacudiendo mi cabeza. -
- Hare todo el trabajo yo sola si es lo que prefieres -.
- No, solo quería asegurarme…-
- Me asegurare de poner tu nombre en el trabajo. Yo me encargo -. Lo mire rápidamente antes de moverme para pasar a su lado. - Hasta mañana, supongo -.
Camine fuera del aula hacia mi casillero, agarre mis libros y camine fuera de allí lo más rápido que pude. 
El día comenzó bastante mal y realmente no quería hacer nada para que el resto fuera peor.




Fuerte... eh?, bien-... aqui esta un poco más de la mitad del primer capitulo, el resto lo pueden leer haciendo click en el titulo o AQUI

Nos leemos!

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